Esa noche había sido como todas las otras noches donde su mente al dormir, la había llevado a aquella plaza donde el otoño hacía volar hojas por doquier. El viento avisaba soledad en el lugar y las sombras solo pertenecían a los árboles. En su sueño, solo estaba él. Sentado en una banca leyendo el diario. Al observarla se levantaba se le acercaba y la abrazaba fuerte. Luego se alejaban tomados de la mano por el angosto camino que llevaba a ningún lugar. Sueño que se había repetido durante los 5 días ya pasados. Ya nerviosa tomo su abrigo y comenzó a caminar sin rumbo fijo, las calles estaban vacías y el viento se hacía notar mientras las hojas iban y venían sin parar. Entró a aquella plaza que vio frente a ella y caminó lento. Ahí estaba él. Sentado leyendo el diario del día. La miró detenidamente, y ella asustada se paralizó. Él comenzó a acercarse lentamente, sin dejar de sonreír. Llegó frente a ella sin dejar de sonreírle tiernamente, la miró y la besó. Ella rió nerviosa. Después del largo silencio y tomados de la mano, caminaron por el angosto camino que llevaba a ningún lugar.
viernes, 1 de mayo de 2009
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